jueves, 18 de febrero de 2010

Etapa 14: Santiago de Compostela - Negreira 22 km

05/06








Me despierto con retraso, creo que la primera vez que había dormido muy bien, sin ningún sonido.
Me levanto a las 9:15. Me tomo un café en el bar de la pensión. Son 10 de la mañana y llueve.
Voy a la plaza del Obradoiro con la esperanza de encontrar algún peregrino conocido. Pero encuentro a nadie.
Empiezo a caminar, las indicaciones no son muy buenas. En un lugar que estaba en duda encuentro una pareja española muy simpática (Alberto e Inés). Hablamos mucho y empezamos a caminar juntos.
Caminan lentamente, pero no me importa. La etapa seria de apenas 22 km. El sendero es agradable, en medio de eucaliptos y verdes colinas que se veían a distancia. Afortunadamente la lluvia se había parado.



Comienza una fuerte subida e Inés se queda un poco más atrás. Por fin llegamos a la cima, donde había una pequeña fuente. Comimos un bocadillo (el mío era muy bueno, de tortilla española) que compramos en un bar antes de empezar a subir.
Almuerzo con calma y de repente vi que la lluvia se avecinaba y reiniciamos a caminar, ahora en bajada.
Llegamos a un pueblo llamado Ponte Maceira. Un pequeño puente medieval sobre el río hacía el paisaje muy agradable, incluso con el sonido de una pequeña cascada.
El lugar es muy hermoso.



Seguimos para llegar a Negreira. El albergue se encuentra fuera de la ciudad y es probable que esté lleno, pues salimos tarde y esto era pequeño, con sólo 20 camas.
Avistamos unos peregrinos que venían de la dirección del albergue y les preguntamos cuál era la situación. Nos dijeron que estaba lleno desde las 13:00 ... Y eran las 17:00.
Regresamos al centro y nos detuvimos en la primera pensión que hemos visto. Tenía dos habitaciones, una a tres personas y otra para dos.
Había un tipo que estaba decidiendo se quedaba con la habitación para dos, que costaba 20 euros. Era muy joven y me di cuenta que a él parecía caro el precio. Sabía hablar inglés, pero ciertamente no lo era.
El albergue siguiente estaba a 12 km y decían que era muy espartano. Vi que no iba a aceptar el precio de la pensión y luego pregunté cuánto costaba la habitación para dos personas, la señora me dice que sería de 30 euros. Pregunté al joven si estaba bien como precio, porque no me importaba compartir la habitación con él. Aceptó, no tenía otra alternativa, ya era demasiado tarde para andar más de 12 kilómetros sin saber si encontraría una plaza para dormir.




En la parte superior, Pazo de Coton
Abajo, curioso monumento en Negreira

El chaval es checo y confirmó mi impresión de que no tenía mucho dinero.
La habitación era muy espaciosa, aunque muy vieja y el cuarto de baño estaba fuera. Tenía un balcón con una bonita vista.
Fuimos a ver la ciudad, una parte que parecía ser un antiguo almacén llamada Pazo de Coton era muy interesante.
Partimos en dirección al albergue porque yo tenía que ver cómo solucionaría la situación de la credencial, que en teoría tendría que ser diferente, porque el camino de Santiago se había terminado.
Al llegar allí, vi que estaba completo y algunos italianos me han dicho que no necesitaría de una credencial diferente. La hospitalera no estaba, pero uno de los peregrinos me dijo donde vivía. Es una casa grande, pero no veo ninguna persona, trato de llamar a alguien, pero no responden.
Seguimos para visitar una pequeña iglesia con el cementerio al lado (característica común en esa región).
El muchacho checo comienza a regresar a la ciudad y yo intento nuevamente ir en la casa de la hospitalera. Un señor muy simpático me consigue una credencial específica (en papel simple) al camino de Finisterre.



Vuelvo al centro, compro frutas y otras cosas para comer al día siguiente, incluyendo cerezas. Regreso a la pensión. Pregunté al joven si él iba a cenar, y me dijo que iba a comer algo que había comprado, pero dentro de la habitación.
Me voy porque quería comer bien. Encuentro un pequeño restaurante y me como un bacalao a la plancha que estaba fenomenal. Tenía por lo menos unos 300 gramos, me costó poco mas de 8,50 euros ...
Creo que lo hice mal en no haber insistido con el joven checo. Tuve miedo que él no iría sentirse bien si yo pagase la cuenta. Yo ya le había pagado un refresco y noté que se sintió un poco avergonzado.
Regreso, pues tendría que levantarme temprano, a final los peregrinos que se encontraban en el albergue estaban haciendo una "corrida".
No dormí bien, tenía la garganta seca, tal vez por una pequeña gripe.

Otras fotos Etapa Santiago - Negreira

No hay comentarios:

Publicar un comentario