jueves, 18 de febrero de 2010

Etapa 13: Arca - Santiago de Compostela 20 km

04/06






La madrugada no comienza muy bien, cuando me acosté tenía dolor de garganta y congestión nasal.
En el albergue habían roncadores de primera clase!
Me puse los auriculares para escuchar música y ver si puedo dormir mejor.
Al instante que consigo dormir me despierto con un montón peregrinos a hacer ruido (incluyendo la chica que estaba en la parte superior de la litera).
Dé una mirada al reloj y para mi sorpresa es sólo 1:45 de la mañana. Me quedo indignado, si no irritadísimo.
Ellos abren las puertas, dejan que la luz entre...
No es posible, comienzo a pensar en lo que estas personas tienen en mente. Es cierto que cada uno tiene sus horarios y exigencias, pero la falta de respeto hacia los otros es que me decepciona y me pregunto en qué se transformado el camino.
Por supuesto, cada uno hace su camino y tenemos nuestra dosis de tolerancia, pero es imposible permanecer indiferente ante este tipo de actitud.
Finalmente se marchan y puedo dormir un poco después de tomar un antigripal.
Pero yo no tuve mucho tiempo para descansar. Como siempre hay los ‘madrugadores’ que se levantan por cinco, cinco y media de la mañana. Permanezco en la cama hasta 6:15 y soy uno de los últimos a salir. La pareja italiana ya se había ido.
Salgo, tomo un café y procuro por ellos, pero no encuentro a nadie. Me siento un escalofrío por la espalda, un miedo, pues llegar a Santiago solo sería muy triste.
Veo las chicas alemanas (las mismas de los espaguetis del albergue de Arca) y me animo un poco, tal vez serían una compañía, pero no me parecen mucho dispuestas a caminar juntos.
Comencé a caminar con una voluntad y una fuerza increíble. Tal vez para alcanzar los italianos, las alemanas, o no ...
Por fin encuentro en las alemanas descansando, comiendo fruta. La morena retribuyó mi sonrisa, pero fue capaz de me quedar. Estoy todo sudado porque prácticamente tenía hecho una corrida.
Sigo...
Me doy cuenta que estaba en una velocidad absurda, tal vez 5,5 km / h. ..
No hace calor y desacelero, lamento por no detenerme a hablar con las alemanas y encontrar una compañía.
Me detengo para tomar un café y cuando me estoy para marchar después de una media hora, ellas llegan ... Dé una sonrisa, como si fuera para decir hola, ellas retribuyen, pero ya me iba, y seguí adelante.
Más tarde, encuentro la pareja italiana, me alegro, porque después de todo, era casi como mi grupo.
Seguimos juntos hasta el Monte del Gozo. Me alegro de que Tommaso decía que le gustaba el camino, y creo que él capturó el espíritu de la cosa.





Monte del Gozo

En la parte superior, Capilla de San Marcos y monumento
Abajo a la derecha, el albergue de peregrinos

Llegamos muy cansados y noté que mi corrida matinal me había dado un regalo: una ampolla, bueno, nadie me ha pedido para hacer el camino con prisa…
Caminamos juntos hasta Santiago de Compostela. Tommaso está muy cansado, su mochila no es de las mejores y estaba muy pesada.
Es 12:30 y me doy cuenta que no vamos a llegar a la misa del peregrino... Y de efecto no llegamos.
Entramos la Plaza del Obradoiro de manos dadas, pero no sé, no tenía el mismo sentimiento fuerte que en los otros caminos que hice. No sé, o la ruta no había sido realmente fuerte o yo no estaba muy en sintonía con él camino.
En la plaza tomo la iniciativa de los saludos y abrazos por la llegada. Pero no siento ninguna emoción extra.
Les explico que tiene una tradición de sacar fotos sin las botas en la parte central de la plaza. Si se trata de una tradición no sé exactamente, pero he hecho una regla, ya que mi estimado amigo José me había enseñado en el camino de 1999. De cualquier manera, llegar sólo en tres me dio la sensación de que el camino había sido un poco solitario.




En la parte superior izquierda, yo, Tommaso y Fabiana
Abajo parte central de la plaza del Obradoiro y pórtico de la Gloria (catedral)

La prueba era que no encontramos ningún otro peregrino de los días anteriores.
Encontramos un tío francés del camino primitivo y ello dijo que tenía habido un camino extraño, no he entendido muy bien, pero no nos detuvimos para saber por qué.
Entro en la catedral, el pórtico de la Gloria está en proceso de restauración y por eso no se podía tocarlo y dar las tres cabezadas tradicionales. Triste ...
Bajo en la cripta, un guía entra hablando en alta voz... Subo de nuevo y me dirijo para el abrazo al Santo (una estatua entera de oro y adornada con piedras preciosas que se encuentra justo detrás del altar). No sé, me siento muy extraño.
Salgo y voy a la secretaría para sellar la credencial y obtener mi tercera Compostelana. Hay una cola digna de INPS brasileño.
La pareja italiana estaba allí. De repente, aparece el francés que había encontrado oliendo unas rosas en el camino ( ver etapa 12 ). Él me reconoce y empieza a hablar.
Tengo la impresión de que es un tipo solitario y yo soy uno de los únicos que habló con él. Me dice que el había iniciado el camino en St Jean Pied de Port (tradicional punto de partida que se encuentra en los Pirineos y es la primera ciudad antes de Roncesvalles) y se llama Nicolás.
Me doy cuenta del efecto del camino, una persona que se quedó fuera del "mundo real", casi como hipnotizado y comprendía dónde estaba.
Sé cómo se siente, pues en mi primero camino llevé meses para regresar a un estado 'normal' porque no podía entender por qué el mundo estaba tan lleno de "complicaciones". Las guerras, la gente que sólo piensa en el dinero y la carrera, la violencia gratuita, egoísmo, falta de comprensión y tolerancia ...
Después hablo con dos mayores españoles que estaban en la cola. Como siempre hablo mucho.
Se maravillan con el nivel de mi español. Demoro más de media hora para obtener la Compostelana.
Salgo y voy a buscar una pensión para pasar la noche. Los sitios indicados por el albergue de Arca estaban todos llenos.
Volví a la Plaza del Obradoiro. Allí encuentro un señor fumando un puro que ofrece una habitación por 25 euros, sin baño. No parecía muy fiable, pero estaba cerca de la catedral y el valor razonable. Acepto, porque estaba cansado y tenía pocas ganas de ir a buscar otras cosas, porque el albergue para los peregrinos en Santiago está muy lejos del centro.







En el alto, el pórtico de la Gloria y la catedral
Abajo a la derecha, la Puerta Santa (esta abierta sólo en los Años Santos)

Entro en la habitación, que no es mala. Trato de mis ampollas, me duele mucho, pues no estaba en una buena posición.
Tengo sueño y todavía no había comido. Son las 4 de la tarde, pero salgo, caso contrario...
Vagueo por las calles de Santiago, ‘cazo’ a los peregrinos, tal como lo hacía mi amigo José. En vano, pues no encuentro mis amigos italianos o tampoco las alemanas, en fin, cualquier persona que había conocido por el camino. Triste soledad.
Comienza una lluvia de verano y entro en la catedral para protegerme y también porque tenía una información privilegiada. Cuando había llegado a la catedral había escuchado a una mujer hablando con uno que estaba guardando el Pórtico de la Gloria. Y ella estaba tratando de ‘sobórnalo’ para ver si la misa de las 6 sería con el famoso Botafumeiro (incensario de 1,60m y 80kg). Y por mi suerte y alegría escucho que sí.
Asisto la misa, había un coro de Córdoba, y al final, el espectáculo del Botafumeiro, donde 8 hombres empiezan a tirar de una cuerda gruesa para el incensario hacer una trayectoria de péndulo por la catedral, llegando a cerca de 21 metros, y propagando humo y incienso por la iglesia.
Salí de la misa y regresé al hostal para coger un forro porque hacía frío.
Vagueo nuevamente sin dirección por la ciudad, con la esperanza de encontrar alguien conocido, pero nada.




Botafumeiro

Me quedo en un bar para picar algo.
Llamo Andrés (grande amigo caminero de 1999, que vive en Vigo). Me quedé muy contento por hablar con él, pero lamentablemente no pudo encontrarlo, porque mis planes eran de seguir adelante hasta Finisterre.
Sigo sintiendo un vacío, como que había faltado algo en el camino.
Entro en un restaurante y como pulpo a la gallega con pimientos de Padrón. El pulpo estaba bueno como siempre.
Terminé y continúo a caminar sin dirección. Me detengo para admirar la catedral, que ahora estaba con la iluminación nocturna. Es siempre fascinante.
Para no decir que no he encontrado a nadie, me detuve a conversar con dos parejas de italianos que había encontrado en el albergue de Arca.
Encuentro más de una vez un grupo de jóvenes que hablan con un guía, que explicaba la historia del Camino de Santiago,
Sin más nada para hacer vuelvo al hostal y cómo en el piso terreo había un bar, tomé un orujo antes de ir a dormir.







Otras fotos Etapa 13: Arca - Santiago

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