jueves, 2 de julio de 2009

Etapa 2: Grado (San Juan de Villapañada) - Salas 21 km

24/05



Fue la primera noche de aclimatación a los ronquidos de los peregrinos…
Me desperté temprano en con el sonido de la preparación de las mochilas, otra prueba de paciencia, ya que muchos no se preocupan por incomodar los demás.
Preferí no levantarme. Esperé para hacer las cosas con más calma, por último, hacer el camino tres veces me enseñó algo.
Fui el último en salir, con un chico francés, con quien había tomado el desayuno en el albergue. Fue amable a me ofrecer té, hablamos y dijo que había iniciado el camino a diez semanas, desde su casa en el sur de Francia.
Me sorprendió cuando me dijo de este hecho en Inglés: "I'm in ten weeks on the camino, ten fucking weeks".
Yo estaba dispuesto a preguntarle por qué él continuaba. Pero dejé estar.
Una fina lluvia caía cuando salí para comenzar el día.


Una fuerte y larga subida a un lugar llamado alto del Fresno.
Paré para descansar y hacer unas fotos en una capilla (Virgen del Fresno) muy sugestiva, porque había una fina niebla y ninguna alma viva. El chico francés pasó sin quedarse.
Seguí caminando, siempre solo y con bajadas y subidas desgastantes. Allí empecé a darme cuenta de la soledad y la dureza del camino Primitivo.
Llegando a un pueblo llamado Cornellana visité un monasterio, del siglo XIII, románico, San Salvador.


Me quedé en la plaza enfrente para comer y restablecer las fuerzas.
Estaba en la mitad de la etapa.



Continuando la ruta seguía dura y después de muchos kilómetros encuentro una fuente de agua fresca, llamada "Santiago" casualmente…
Llego en Salas en torno a 15:30.
La ciudad es muy interesante, con una iglesia renacentista en la plaza principal y con una especie de torre de castillo un poco más adelante.
El albergue ya estaba lleno, no me sorprendió porque tenía sólo seis plazas…
Encuentro un señor francés con quien que había hablado en Grado y me aconsejó una pensión barata.
Sin radicalismos me voy conformado a la pensión, que fue providencial, porque el día había sido duro con la lluvia.
Como era domingo ya había acertado una reunión con María, que vendría de Candas para estar más un poco conmigo y saber de cómo estaba andando el camino.
Ella llegó en torno a seis de la tarde, hablamos mucho. Me siento verdaderamente privilegiado por tener una amistad con una persona tan especial.
Hicimos un tour por la ciudad, tomando fotografías, hasta que nos saludamos y me voy a buscar un lugar para la cena.
Encontré el señor francés en el restaurante, que me dijo que la comida estaba muy buena.
Y él no estaba equivocado, comí un bacalao con garbanzos muy rico. Simple y buena comida, que quizá muchas personas no comerían.



Vuelvo tranquilamente a la pensión, hago unas fotografías nocturnas del pequeño y hermoso pueblo…

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